A MI MADRE
Te
fuiste de mi lado.
En
silencio fue tu partida.
Mi
corazón se ha desangrado
por tan
súbita despedida.
Tu
espíritu luchador
a la
vida se aferraba.
Más
Dios, desesperado,
a su
lado te llamaba.
En ángel
te has convertido.
Velando
por nosotros estás.
Aguardando
que se cumpla la cita
de
reunirnos en la eternidad.
Sin
embargo, me parece tan lejos...
Quisiera
ahora poderte abrazar.
Te
busco, te llamo. No te encuentro.
Dime...
¿Cómo me he de consolar?
Tu amor
incalculable
mis
faltas por alto pasó.
Porque
el querer de una madre,
ese, no
tiene comparación.
Sé que
en el cielo habitas.
Al lado
de Dios has de estar.
Aguardaré
paciente el día
en que
nos volvamos a encontrar.
Entonces
será para siempre.
Nada ni
nadie nos podrá separar.
No
temeré cuando llegue mi momento
pues tu
presencia me confortará.
Me
esforzaré por ganar el cielo
para no
perderte nunca más.
Mientras
tanto, guía mis pasos.
Ilumina
mi senda, enséñame el camino.
Que tu
presencia me rodee siempre
hasta
que se cumpla mi destino.
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